Asesorar a empresas con la sensación de no llegar a atender todas las solicitudes de lo que piden los clientes es duro.
Me lo cuentan la mayoría de los asesores con los que hablo.
El lado oscuro de ofrecer un servicio integral es que “entra todo”.
El “todo” es siempre peligroso, porque no tiene límite.
El problema se agrava cuanto mayor es la complejidad.
El riesgo es que acabes descuidando justamente la atención de las relaciones personales con los clientes a los que más valor puedes aportar.
Trabajar en demasiadas cosas a la vez no es una buena idea.
Lo descubrieron unos ingenieros que trabajaban en desarrollo de software. Quisieron investigar la razón por la que se gastaban cientos de millones de dólares y los productos que conseguían eran cada vez peores.
Como buenos ingenieros, empezaron a medirlo todo y descubrieron que las limitaciones físicas de nuestro cerebro nos hacen perder tiempo cada vez que hacemos un cambio de contexto.
Parece ser que en el cerebro se produce una especie de embotellamiento, porque en realidad solo podemos pensar en las cosas de una en una. Cuesta esfuerzo “empaquetar” un proceso, entrar en la memoria, extraer otro y llevar a cabo cada tarea.
Las cifras son contundentes:
- Cuando el tiempo lo dedicamos a un solo proyecto, el 100% del tiempo puede ser efectivo.
- Cuanto tenemos que llevar dos proyectos a la vez, sólo el 80% de nuestro tiempo es efectivo, porque se produce hasta un 20% de perdida de tiempo por cambios de contexto.
- Cuando llevamos 3 proyectos de forma simultánea, la pérdida es del 40%
- Cuando gestionas cinco proyectos de forma simultánea, tan sólo dedicas el 5% de forma efectiva a cada uno… así que las pérdidas de efectividad llegan ¡¡al 75% del tiempo!!
Si tienes la sensación de no atender suficiente a los clientes, es muy posible que tengas razón.
Para resolver este problema, tienes que empezar por pensar distinto.
No importa lo que haces con tu tiempo, sino lo que resuelves.
Cuando reduces el número de proyectos/clientes a los que te dedicas, puedes ampliar tu valor y tu efectividad.
Deja de pensar en términos de horas que se tarda en realizar una actividad.
Piensa mejor en los problemas que tus clientes necesitan resolver.
Si quieres que te cuente cómo lo hacemos nosotros, me encantaría tener una charla uno a uno. He reservado algo de tiempo los próximos días.
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¡Hablamos pronto!