Somos profesionales de formación y experiencia en empresa y finanzas. No somos tecnólogos y aprendimos siendo analógicos.
Desde el principio hace 13 años, nuestra estrategia fue apostar por aplicar tecnología en nuestros procesos. Para prestar servicios de asesoramiento en la era de los datos y del conocimiento, aunque no sepamos de tecnología, tenemos muy claro que la necesitamos.
Las personas que dirigen empresas a las que hemos ayudado, no son financieros. Saben de su negocio, pero no suelen saber hacer un relato de sus finanzas a un tercero hasta que no lo han necesitado para conseguir fondos.
En nuestro trabajo ayudando a personas que toman decisiones en sus empresas, hay una parte fundamental que es hacer de “traductores”. Cuando hablamos con un posible cliente por primera vez, siempre le decimos que para conseguir una transformación efectiva de su negocio y de sus finanzas, necesitaremos hablar un lenguaje común.
Para nosotros, es una obsesión. La comunicación lo es todo. Los datos económicos y financieros pueden ayudar a transformar un negocio porque pueden ayudarnos a ser más ágiles como empresa tomando decisiones. Siempre que nos enfoquemos en lo esencial.
Para centrarnos en lo esencial, hay que salvar una barrera que es el lenguaje.
Hemos eliminado la jerga financiera para que las personas no financieras comprendieran el mensaje clave de lo que queríamos decirles. Esta traducción que hacemos a un lenguaje común posibilita la comunicación, la toma de decisiones, y, en definitiva, la transformación de los negocios y las empresas a los retos de la era digital y la incerteza.
Hay un colectivo que también debería mejorar su lenguaje común: los tecnólogos.
El año pasado, con la co-creación de summitfindata, dimos un salto gracias a aplicar la tecnología a mejorar la efectividad de nuestros procesos de análisis. Fue el punto de partida para poder implementar proyectos reduciendo la dedicación presencial. El Covid-19 ha acabado de consolidar esta dirección.
Ahora seguimos apostando por la tecnología también en la captación e implementación de proyectos. Es una decisión que nos lleva a implementar cambios en toda nuestra estructura digital.
Necesitamos apoyo tecnológico en distintos servicios con proveedores que nos permitan mejorar nuestra competitividad y ampliar el círculo de confianza que hemos creado y desarrollado.
¿Cuál es el problema?
El primero es la falta de lenguaje común. No somos expertos en tecnología, aunque sí sabemos lo que necesitamos.
Lo que nos lleva al segundo problema, que es la falta de empatía.
¿Por qué la mayoría de los tecnólogos piensan que somos el resto del mundo que debemos entenderlos a ellos?
Cuando se trata de resolver la falta de lenguaje común con nuestros clientes, nosotros nos hacemos entender para resolverla.
Un poco de empatía siempre provoca un cambio positivo considerable. Y no cuesta dinero.
Somos unos convencidos de que la transformación digital no va de tecnología, sino que va de personas. Pero me temo que la inmersión tecnológica no ha llegado más lejos en muchas empresas por falta de comunicación.
Necesitamos expertos en tecnología que pongan un poco de empatía con los que somos analógicos. Es una jerga que nos es desconocida y nos esforzamos en aprender.
Las personas que dirigimos empresas necesitamos tecnólogos empáticos para hacer la transformación digital. Entender las necesidades y las barreras que tenemos las personas que dirigimos empresas marca la diferencia entre los proveedores tecnológicos que serán sostenibles y tendrán éxito en el futuro.
Porque la tecnología cambia. Las necesidades esenciales de las personas no.
¡Seguimos!