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¿El tamaño importa?

Estoy cansada de la cantinela de que somos un país de pymes…

Que las pymes son pequeñas y no pueden competir…

Que las pymes pagan salarios bajos…

Que las pymes no innovan porque no dedican recursos…

Que los empresarios de pymes no quieren crecer porque les falta ambición…

Que las pymes generan el 72% de la ocupación, pero sólo el 61% del PIB. ¿Sólo?

La verdad es que mi versión de los hechos desde mi experiencia ayudando a personas que dirigen empresas a mejorar sus negocios, es que lograr sobrevivir en el mercado en una economía global es MUY difícil.

En medio de una pandemia que afecta a todo el planeta, lo es bastante más.

Las que siguen adelante están desarrollado una capacidad de adaptación al entorno que suele ser significativamente mayor que la escasa flexibilidad que tienen las grandes organizaciones.

En lugar de quejarnos de lo que no tenemos, hay que trabajar en lo que queremos. Para generar progreso y ocupación, hay que entender qué mueve a las personas más emprendedoras.

Son las personas las que son emprendedoras y no las organizaciones.

Somos las personas las que innovamos.

Somos las personas que lideramos negocios las que tenemos que enfrentarnos a una crisis de la que nadie va a venir a rescatarnos.

Somos las personas las que tenemos la capacidad de aprender de los fracasos.

Somos las personas las que creamos empresas a partir de una idea de negocio, y las que asumimos riesgos para salir adelante.

¿Cómo lo hacemos? ¡Con imaginación!

La creatividad convertida en innovación es la herramienta más poderosa que tenemos las personas para defendernos en momentos difíciles.

Y no podemos financiarla con deuda, sino con clientes.

¿El tamaño importa?

¡Si! ¡Claro que importa!

Mayor tamaño implica mayores y mejores recursos y capacidades para competir.

Pero ante una crisis, la mejor estrategia NO es aumentar el tamaño. Aumentar el tamaño exigirá financiación. Y ante una crisis, la mejor estrategia NO es aumentar la deuda.

¿Hasta cuándo?

Hasta que no estemos seguros de que hemos transformado nuestra empresa en un sistema.

Esta transformación debe consistir en

  • Disponer de un sistema de captación de clientes contentos que pagan por lo que les ayudamos a resolver. Si no lo tenemos, hay que empezar por construirlo.
  • Disponer de una organización suficientemente flexible para no dejar de mejorar las capacidades para entregar valor a los clientes. Si no somos flexibles, tendremos que adaptarnos al ritmo que sea posible.


La transformación (digital o no) es más fácil cuando la empresa ha interiorizado lo que supone la agilidad.

Es más fácil hacerlo con pequeños equipos de personas.

Small is beautiful

Si quieres mejorar la situación de tu negocio ante la incertidumbre actual y tienes la ambición de progresar, me encantará hablar contigo para ver si puedo ayudarte a enfocar tus objetivos. Los próximos días he reservado algo de tiempo para poder tener algunas sesiones 1 a 1.

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¡Hablamos pronto!