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El gran descubrimiento

Vamos a hacer una cura de humildad.

Cuando la inercia de la economía es favorable, crecer no es difícil. Hasta puede parecernos natural.

Como asesores, mientras nuestros clientes crecen, no es difícil crecer con ellos.

Pero de pronto una pandemia aparece en el horizonte.

Nadie lo esperaba y tiene unos efectos colaterales que aún no se han visto completamente.

Tanto hablar de disrupción y de transformación digital y al final ha sido un virus quien ha transformado todo.

Nadie sabe qué va a pasar

Pasan muchas cosas muy rápido y nuestro cerebro no puede digerir tantos cambios.

  • Lo primero que ya ha pasado es que vamos a sentirnos muy incómodos.
  • Lo segundo es que las personas que dirigen empresas sienten esa misma incomodidad ante tanta incertidumbre. Las personas que dirigen sus propios negocios tienen muchas más preguntas que respuestas

¿Todas por igual? Por supuesto que no.

  • Algunas empresas han tirado la toalla y no van a poder continuar con sus negocios, así que este ejercicio será el último de su trayectoria.
  • Muchísimas empresas, especialmente aquellas más afectadas por las medidas relacionadas con el confinamiento, van a tener muy malos resultados este año.
  • Algunas empresas, están teniendo resultados similares a los años anteriores a pesar de la pandemia. Especialmente aquellas que tienen trayectorias consolidadas con sus clientes.
  • Finalmente, a muchas empresas no les ha ido nada mal sino todo lo contrario.

 

No hay una empresa igual a otra

Las generalizaciones catastróficas sólo sirven para confundirnos.

Lo que dicen los datos es que las empresas que tienen trayectorias sólidas crecen con sus clientes porque aprenden a resolver mejor sus necesidades. Se enfocan en el largo plazo y aprenden a captar aquellos clientes a los que pueden servir mejor. Y lo hacen. Por el camino, aprenden a eliminar lo que sobra.

Las empresas con trayectorias sólidas aprenden a elegir a sus clientes. Aprenden que lo que realmente cuenta en una empresa es que menos, es más.

La verdad incómoda

Si piensas que tus clientes no le dan valor a tu trabajo, seguramente tienes razón.

Sólo que no deberías culpar a tus clientes.

Tus clientes tienen una expectativa errónea sobre el valor que deberían recibir, y eso es un problema de comunicación.

En lugar de culpar a los clientes, deberías reconocer primero que no estás eligiendo bien a los clientes que podrían valorar más tu trabajo.

 

El gran descubrimiento que lo cambia todo.

¿Y si imagináramos un negocio con clientes contentos de colaborar con nosotros?

Si has perdido parte de tu cartera de clientes y/o lo que quieres es crecer, deberías pensar primero como quieres que sean tus nuevos clientes.

Si no es tu caso, ¡puedes imaginarlo igualmente!

El gran descubrimiento es que, para progresar, primero tienes que estar dispuesto a empeorar.

¿Y si pensáramos en disminuir lo que sobra?

Progresar es un proceso en el que vas a tener que decidir qué clientes querrías tener.

Eliminar lo que sobra supone “aprender a prescindir” de los clientes que no están percibiendo valor con los servicios que prestas.

¿Quieres empezar ya a construir un nuevo modelo o te vas a esperar a la próxima disrupción no deseada?

Si quieres que te cuente cómo lo hacemos nosotros, me encantaría tener una charla uno a uno. He reservado algo de tiempo los próximos días.

Puedes reservar tu cita <<AQUÍ>>

¡Hablamos pronto!