Muchas personas creen que para que una empresa funcione, hay que ser riguroso en la administración y en la gestión… y los resultados salen solos.
Es una falsa creencia que viene de un entorno lleno de certezas.
Nos lo han contado los expertos de un mundo que ya no existe.
La realidad está más cerca de lo siguiente:
1.- La parte más difícil de dirigir una empresa es tomar decisiones en relación con las personas.
2.- Las personas que dirigen su propia empresa aprenden a gestionar la complejidad del equipo de personas con las que trabajan “sobre la marcha”.
Lo que ha transformado radicalmente la tecnología digital es la forma en la que nos relacionamos en el trabajo.
Afecta a la gestión de las empresas y afecta a las expectativas personales del desarrollo de la profesión.
La transformación digital es más humana que tecnológica.
¡Necesitamos más habilidades psicológicas!
1.- Capacidad intelectual.
Es la capacidad mental de adquirir conocimiento y experiencia, y la de interpretar y reflexionar en base a ese conocimiento adquirido. Tener un cociente intelectual más elevado, de entrada, capacita mejor para afrontar problemas complejos.
En un entorno tan cambiante, tenemos que reorientar esta “capacidad computacional”. Necesitamos aplicar importantes dosis de empatía.
2.- Autogestión emocional.
El autoconocimiento es básico para la toma de decisiones, porque la mayoría las tomamos de forma automática, sin pensar.
Los trabajos cada vez más exigirán tener la habilidad de gestionar las propias emociones e impulsos.
Las personas que más crecen profesionalmente son las que exploran el propio potencial, las que tienen mayor autogestión emocional.
3.- Curiosidad.
La curiosidad es el deseo de aprender, de entender cosas nuevas y de saber cómo funcionan.
Las personas curiosas leen, exploran, buscan información y experiencias de forma activa y están dispuestas a aceptar retos que amplíen sus horizontes.
La mayoría de las empresas tienen sus procesos tan orientados a la eficiencia y la productividad que acaban impidiendo que exista.
Las personas curiosas también hacen preguntas incómodas… así que la curiosidad no se lleva bien con el orden y el control.
El deseo de aprender es lo que siempre ha impulsado el progreso.
Es la única forma posible de crear valor en la era digital.
La transformación digital nos ha permitido que nuestra capacidad de ser curiosos pueda ser recompensada.
Poner la tecnología fue la parte fácil 😉
Porque no se escala creando más, sino repitiendo más.
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