Una empresa no es una cuenta de resultados.
Es un ecosistema de relaciones personales.
Pero si la cuenta de resultados no está sana, la empresa no sobrevivirá.
Necesitamos definir un sistema de gestión para poder adaptarnos al cambio constante.
Os lo cuento en 6 pasos:
1.- En primer lugar, tenemos que definir lo que queremos gestionar. No queremos gestionar una cuenta de resultados. Queremos gestionar un ecosistema de personas.
2.- Tenemos que definir claramente a donde queremos llegar. Que es lo que queremos conseguir identificando claramente cuál es la situación actual.
3.- En tercer lugar, tenemos que definir un indicador que mida el progreso. Cual es este indicador que nos va a decir si estamos progresando hacia la dirección que hemos definido, que es donde queremos llegar.
4.- Tenemos que aprender a abrir la mente y asegurarnos de que estamos utilizando todos los recursos, todas las capacidades y todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición. Sólo tenemos que recordar que el recurso más escaso que tenemos el tiempo, por la velocidad a la que todo cambia.
5.- Cuando ya hemos identificado todos los “ingredientes” (recursos, capacidades…) que forman parte de nuestro ecosistema, es importante contrastar nuestra perspectiva con alguien exterior a la empresa que nos pueda dar una visión complementaria que nos aporte más valor estratégico.
6.- Por último, para completar este sistema, debemos monitorizar proactivamente aquello que va pasando en el ecosistema que nos de la tranquilidad de que todo está evolucionando de la manera prevista. En caso contrario, que nos anticipe aquellos riesgos que nos permitan tomar decisiones que restablezcan el equilibrio del ecosistema cuando se ha quebrado.
Acepta que tu plan no es perfecto.
La realidad no la podemos predecir, pero sí es imprescindible tener un sistema de gestión que nos vaya avisando, orientando si estamos en la dirección correcta.
Un sistema de gestión que nos enseñe a que aprendamos a medir lo que realmente importa.