El reto más importante para poder ayudar a una empresa a mejorar sus resultados es, sin duda, diagnosticar bien.
Un buen diagnostico debe identificar cual es el grado de salud respecto a los 3 grandes problemas que pueden afectar la salud de una empresa.
En primer lugar, el primer problema es de modelo de negocio.
Cada vez los negocios duran menos, porque la competencia es mayor, los precios tienden a la baja, los costes no dejan de aumentar y, por lo tanto, el primer problema es
¿Cuál es la salud del modelo de negocio?
En segundo lugar, es la generación de tesorería, si está circulando de manera suficientemente fluida o se está encallando a lo largo de los procesos. Se está encallando en proyectos en curso, se está encallando en estocs, se está encallando en facturas pendientes de cobro de los clientes… Este sería el segundo problema.
Y el tercer problema es que existan fondos de financiación suficientes, ya sea de fondos propios de los propios accionistas, ya sea de deuda, de inversores, pero que sean suficientemente a largo plazo como para poder compensar carencias en el modelo de negocio o problemas puntuales de generación de tesorería.
Un buen diagnóstico debe identificar claramente estos tres problemas para poder hacer una hoja de ruta y encontrar la solución.