Semana nº 15 de #transformación #digital. Esta semana he estado trabajando con mucha sensación de presión.
Trabajamos por proyectos, y nos tomamos muy en serio el calendario mensual con cada cliente y las fechas de entrega.
Por un problema nuestro de coordinación interna, nos hemos retrasado en una parte del proceso de análisis de los datos de cada proyecto vivo.
Nos hemos retrasado tan poco que ningún cliente lo ha notado.
Pero el estrés que he sentido durante la última semana era completamente real.
Algunos de nuestros clientes trabajan por proyectos y sus resultados mensuales suelen ser muy poco lineales. Los resultados de este mes de junio determinan una buena parte del impacto que ha tenido la pandemia en sus cuentas. Las reflexiones que hagamos este mes tienen mayor importancia para poder anticipar los resultados.
Si son malos, porque es cuando es imprescindible hacer un plan de acción para afrontar y revertir la situación. Si son buenos, porque es un “chute” de energía positiva que nunca viene mal.
Pero como digo, de todo esto no se ha enterado nadie.
Es una presión autoimpuesta, y que seguramente debería relajar… un poco…
El estrés de estos días me ha hecho recordar una frase que mencionó el mes pasado una alumna del Posgrado de Design Management de BAU en la presentación de su proyecto final. Neil Gaiman es un escritor que afirma que, en un mundo de freelances (que es cada vez más importante en la economía), la forma de mantener la entrada de proyectos de forma constante es:
- Porque eres bueno en lo que haces
- Porque eres una persona de trato fácil y agradable
- Porque entregas tus proyectos a tiempo
El gran descubrimiento que hace Gaiman es que ¡no es necesario que cumplas las tres!
Dice que los clientes van a perdonarte si eres desagradable… siempre y cuando seas bueno y entregues tu trabajo a tiempo.
Dice que las personas olvidaran que entregas los proyectos tarde… cuando eres bueno y les caes bien.
Y concluye que ni siquiera tienes que ser mucho mejor que el resto si entregas tus proyectos a tiempo y siempre es un placer saber de ti 😊
Cuando piensas en el valor que entregas en tu negocio, ¿de cuál de los tres piensas que podrías prescindir?
Muchos nos han querido “vender” que las empresas se gestionan como una máquina perfecta con mecanismos previsibles, y no es cierto. Demasiadas organizaciones se han enfocado tanto en la perfección, en la calidad, en la eficiencia… ¡que se han olvidado de las personas!
No me cansaré de insistir de que el valor que entregamos a un cliente no está en lo que hacemos sino en su percepción y en el significado de lo que hacemos.
Cultivar relaciones personales positivas tiene premio.
¡Seguimos!