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Aumentar las expectativas

¿Sabes cómo empieza el camino de miles de microempresas como la nuestra?

Huyendo de algo o de alguien.

El origen de muchas empresas como la nuestra está en un mal jefe o en de una cultura organizativa tóxica. ¡O de ambos!

El punto de partida por el que hemos transitado miles de personas y profesionales de sectores diversos que hemos transformado nuestras carreras profesionales se le parece bastante.

Independientemente del puesto, función, o cargo que ocuparas, en algún momento ves que marcharte y hacer tu propio camino era la única ruta posible en tu vida.

Es un camino de gran incertidumbre, que normalmente no tiene billete de vuelta.

¿Formación o transformación?

El concepto clásico de formación como inversión en un futuro de seguridad laboral en el contexto actual pierde totalmente su significado.

La formación “clásica” está enfocada en los roles que se desempeñan en grandes organizaciones. En mi caso, la formación que recibí estaba enfocada a especializarme como financiera en puestos de trabajo para empresas medianas y grandes.

Las herramientas de las que disponía al iniciar mi primera reinvención profesional estaban muy enfocadas al control y al seguimiento de las grandes magnitudes financieras.

En seguida descubrí que, en las empresas más pequeñas, ni siquiera existe un presupuesto.

En las empresas más pequeñas no suele haber un Plan de objetivos.

Querer resolver una mala estructura financiera como si estuviéramos en una empresa de mayor dimensión es un error de diagnóstico.

Cuando tienes un martillo todo te parecen clavos. Cuando eres financiero, la falta de perspectiva global puede impedir ver el negocio como una respuesta a los problemas de los clientes.

Un problema financiero en una pyme solo puede ser resuelto si reformulamos la pregunta de lo que queremos solucionar.

Las dificultades financieras no se arreglan aumentando la deuda.

Para que las finanzas de una microempresa o una pyme sean sostenibles, no hay que hacer más formación, sino que hay que impulsar una transformación.

La mejor fuente de financiación son los clientes que pagan porque resolvemos sus problemas. Poder elegir mejores clientes va a mejorar las finanzas mucho mejor que ningún préstamo.

¿Futuro incierto? ¡Hagamos un Plan!

La transformación de un negocio suele empezar por un cambio personal.

No hay formación especializada que te capacite para lidiar con la incertidumbre.

Aprender a tomar decisiones estratégicas sobre tu futuro profesional se hace practicando.

Cuando no hay seguridad, te vuelves más exigente con la recompensa que esperas a cambio de tu esfuerzo.

Nos gusta mucho más la libertad de poder decidir sobre nuestro futuro que la seguridad de los honorarios a final de mes.

Queremos poder elegir nuestros proyectos profesionales y disfrutar con nuestro trabajo.

Nuestro propósito y nuestros valores adquieren una mayor importancia.

La incertidumbre exige que tengamos un Plan.

Necesitamos una hoja de ruta que nos lleve de una situación mala o de un riesgo cierto (actual) a una situación deseada (futuro posible).

La mejor receta es aumentar nuestras expectativas.

La situación percibida de riesgo puede servir de impulso, pero debe ser la situación deseada la que nos inspira y motiva el cambio y nos da la energía para luchar con los obstáculos que seguro que encontraremos por el camino.

¡Seguimos!

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