Dices que no tienes tiempo, que todo el día estás atendiendo preguntas de los clientes a los que asesoras y de las personas de tu equipo.
Sabes que tiene solución, que deberías delegar más tareas que asumes tu personalmente.
Pero no lo haces…
Estos son los siete miedos más comunes que te impiden ganar más tiempo y dedicarte a lo que más te gusta.
1.- Pérdida de control. El miedo a perder el control se traduce en que tus pensamientos te dicen que, si tú quieres que algo esté bien hecho, debes hacerlo tú mismo.
2.- Perfeccionismo. Tus estándares son tan elevados y tan poco realistas, que haces imposible que puedan ser alcanzados por nadie. Ni siquiera por ti mismo.
3.- Miedo a fallar. Piensas que si delegas el trabajo y finalmente el cliente no está satisfecho, te preocupa que el mensaje recibido es que tus capacidades no han estado a las expectativas que le habías creado. Temes que ciertos errores puedan revelar tus carencias como director o como persona.
4.- El síndrome del impostor. Tienes miedo de que otras personas, básicamente tus clientes, piensen que no puedes hacer tu trabajo. Te resistes a delegar porque piensas, erróneamente, que tus clientes pueden creer que delegas cierto trabajo porque no estás suficientemente preparado para hacerlo tu.
5.- Deseo de gustar. Quieres ser amable y agradable con las personas que trabajan contigo. Te resistes a delegar porque te preocupa que tu equipo no lo digerirá bien y que habrá conflictos, que estás intentando evitar.
6.- No tienes tiempo. Ya estás suficientemente al límite. La realidad ya es que no tienes disponibilidad sobrante en tu agenda. Evitas delegar porque temes el tiempo que necesitaras para capacitar a las personas de tu equipo.
7.- Malas experiencias. Tal vez tuviste un jefe que delegaba fatal o tal vez has intentado delegar alguna vez y no salió como esperabas. Las malas experiencias te hacen pensar que se van a repetir en el futuro y acabas evitándolas.
Estos miedos son 100% convincentes para tu cerebro… y les haces caso.
Forman parte de un pensamiento estructurado basado en creencias que son parcialmente ciertas.
Es cierto que capacitar a una persona requiere una inversión de tiempo.
Pero existe una diferencia enorme entre deshacerte de una tarea que no deseas hacer y delegar el trabajo de una forma que empodere a las personas.
Deja de pensar que delegar es traspasar unas tareas que te van a ocupar un tiempo que no tienes.
Piensa mejor en el impacto tan beneficioso que puedes conseguir para ti y tu negocio.
Para que tu negocio sea un sistema que funcione, empieza por facilitar una estructura y un marco de trabajo para ayudar a tu equipo a asumir mayor responsabilidad.
El resultado será que todos, incluido tú, podréis ser más productivos.
Si quieres dejar de hacer caso a tus miedos y estás dispuesto a comprometerte con un futuro ilusionante para tu negocio, reserva una sesión 1 a 1 conmigo en los próximos días. Te contaré cómo puedes crear un sistema que funcione para tu negocio y el de tus clientes.
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¡Hablamos pronto!