Lo más difícil de dirigir una empresa es tomar decisiones que puedan equilibrar los recursos y las capacidades que tiene la empresa con las oportunidades que hay en el mercado.
Hay tres elementos clave que son necesarios para tomar decisiones y no perder la visión global.
En primer lugar: el futuro. Hay que mantener viva la visión de hacia donde se dirige la empresa.
El segundo elemento: el exterior, qué está pasando “ahí fuera”. No puede ser que la gestión del día a día haga que estemos “mirándonos el ombligo” y no veamos lo que está pasando en el mundo, en el exterior, no sólo qué hace la competencia.
El tercer elemento, que es fundamental para poner el foco es el modelo de negocio. La ventaja competitiva no es lo que hacemos mejor. Es aquello por lo que nos eligen. Los mejores clientes nos eligen por una serie de atributos en los que ellos perciben valor. Esta es la ventaja competitiva que nos permite tomar mejores decisiones.
Porque al final, las decisiones clave son: qué recursos dedicamos al día a día y cuáles son aquellos recursos y aquellas capacidades que todavía no tenemos pero que tenemos que ir invirtiendo poco a poco para que ese futuro acabe construyéndose.
Los más difícil de tomar decisiones es poner el foco de aquello que hacemos porque cada vez que decidimos qué hacemos, estamos descartando lo que no hacemos.
No hay nada más difícil que tomar decisiones con visión global.
A tomar este tipo de decisiones, sólo se aprende practicando.
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